domingo, 7 de marzo de 2010

Yo, mujer

El distrito de Dolina se encuentra en la provincia de Ghor, situada al oeste de Afganistán. Se trata de un reducto de grupos ilegales armados que imponen leyes brutales. Y lo hacen, en un país en el que el pasado verano, su presidente aprobó una ley que ampara la violación dentro del matrimonio en la comunidad chií. El simple hecho de ser mujer les obliga a ser esclavas de la crueldad de los hombres a quienes pertenecen con la desesperanza y eterna angustia de saber que nadie va a hacer nada.

Las dos mujeres latigadas habían sido forzadas a casarse y sufrían palizas constantes a manos de sus respectivos maridos. Juntas acordaron huir hacía la libertad, sin nada más que unos ropajes masculinos con los que pretendían pasar desapercibidas. Su aventura duró un mes, que pasaron caminando y alimentándose de la caridad o las sobras que encontraban.

La policía las capturó, como si de delincuentes se tratara, y las llevaron de vuelta a las casas de sus esposos. Después, fueron sometidas a las leyes de los clérigos locales y los señores de la guerra. El veredicto fue recibir 45 latigazos en público cada una. Un castigo ejemplar 'para que todas las mujeres aprendan'. Qué osadía pretender la libertad, la dignidad y la igualdad.

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