jueves, 21 de octubre de 2010

Qué crueldad

Leo en la portada de un periódico digital: "una china es obligada a abortar a los ocho meses por la política de un solo hijo". ¿Abortar? Disculpen, señores, eso es asesinar. Y a partir de aquí, contamos la noticia utilizando los términos correctos. Cuando alguien entra en tú casa y mata al niño que está en tú vientre y que posiblemente pese 3 kilos y mida 48 centímetros, no es un aborto voluntario ni involuntario. Insisto, es un asesinato.

En China, las autoridades competentes han obligado a "abortar" a una mujer embarazada de ocho meses por haber violado la ley de un solo hijo. Desde hace 30 años, el Gobierno chino ha impuesto un límite a la mayoría de parejas urbanas para que no puedan tener más de un hijo. El objetivo es frenar el crecimiento desmesurado de la población, que cuenta ya con más de 1.300 millones de habitantes. Al parecer, para este Gobierno, la mejor forma de evitar que haya niños es matándolos como hizo el Rey Herodes en uno de los pasajes más terribles del Nuevo Testamento cuando ordena la degollación de los niños de Belén.

Luo Yanquan, marido de la mujer, ha denunciado que más de una docena de personas, oficiales de planificación familiar, entraron en su casa el pasado 10 de octubre, golpearon a su mujer y se la llevaron para ingresarla durante tres días en una clínica abortiva. Allí, prosigue Luo, le inyectaron una sustancia que provocó la muerte del bebé.

Según la denuncia, los policías de planificación familiar informaron a la pareja de que no tenían permiso para tener un segundo hijo.

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