El blanco o el negro, colores de una belleza absoluta.
Chanel supo imponer el corte sastre de de lana escocesa, el saco " 2.55" de cuero acolchado, la camelia, el zapato bicolor, las perlas y las joyas de fantasía.
Gabrielle Chanel fue declarada "la creadora más influyente del siglo XX", un nombramiento que le valió un Oscar en 1955, en Dallas. Chanel supo marcar su época gracias a su increíble talento. No fue solo una estilista incomparable, sino que reinventó la moda como tal. Mademoiselle obtuvo inspiración, entre otras fuentes, de los hombres a los que amó. Su romance con Boy Capel dotó de energía masculina, casi andrógina, al guardarropa de Chanel, el cual siempre estaba en constante evolución. Tomó prestados del Duque Dimitri el roubachka, la blusa típica rusa, las pellizas, las pieles y los bordados. De la tripulación del yate del duque de Westminster, supo utilizar tejidos de punto de marinero, botones dorados, paramentos blancos y chaquetas de lana escocesa.
Abandona por su padre y tras fallecer su madre, fue enviada a un orfanato en el que aprendió a coser con gran habilidad, lo que le valió un empleo como costurera. Ella misma declaró sobre esta época: "Todos los días pensaba en cómo quitarme la vida, aunque, en el fondo, ya estaba muerta. Sólo el orgullo me salvó".
Su reputación cayó irremediablemente durante la Segunda Guerra Mundial, cuando debido a una relación amorosa con un oficial de las SS, Walter Schellenberg, se le acusó de colaborar con el régimen nazi. Murió sola y enferma de artrosis el 10 de enero de 1971, a los 87 años, en París.