Come, bebe & ama: Gracias Ramón

En 1º de EGB, todavía no habían llegado las posteriores y desastrosas reformas educativas, durante algunas tardes de invierno en el colegio la señorita Mercedes repartía un plato y sus correspondientes cubiertos para cada niña, utensilios que dejaba sobre los pupitres. La lección 1 se practicaba con una rebanada de pan que sustituía a un trozo de carne. Cuchillo en la mano derecha y tenedor en la izquierda. Había que aprender a cortar correctamente. La lección 2 era más avanzada ya que consistía en pelar y comer una naranja sin tan siquiera rozarla con las manos.
Años después, y también en el colegio, llegaron las lecciones de cómo vestir una mesa correctamente y las técnicas más avanzadas de cómo comportarse en ella: cuándo y cómo sentarse, posición del cuerpo, la forma de servir y servirse, antes y después de beber utilizar la servilleta, temas de conversación adecuados e inapropiados y un largo etcétera de cuestiones protocolarias.
Las formas delante de un plato deben ser compatibles con el amor al buen comer. Con pocos años contaba las patatas fritas ya servidas en los platos de los distintos comensales para comprobar que el reparto era justo. Y con los años aprendió a disfrutar entre fogones practicando las recetas de herencia familiar.
La gastronomía es como otras facetas culturales que se transmiten genéticamente: la pintura, la música o la literatura. Cuando las respiras en casa viajan contigo el resto del camino. Y de ahí viene su afición.
¿Animadversiones? a los mal educados delante de un plato y a los que comen como obligación.

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